Hay formas, una cultura, recorridos de vida, ideas elaboradas, identidades construidas, puntos de vista, palabras, pensamientos anclados.
Mucho que repetimos y repetimos y hace años no revisamos, sin cuestionarnos si realmente sigo pensando que es así?
Entonces, es bastante común que, en momentos de comunicación con adolescentes, todo esto intervenga.
Viste que a los adolescentes les apasiona exponer sus ideas!
Personalmente creo que a todos, y si me decís «conozco uno que no…» arriesgo: probablemente es porque no ha encontrado el medio que lo habilite.
Te pasó alguna vez? cuando hay invalidación, cuando las ideas son rechazadas, minimizadas, no son tomadas en cuenta, descalificadas, algo de ese fluir se retrae, y sobre todo cuando en lugar de las ideas, lo que se invalida, descalifica o minimiza es a la persona que las expone.
REGLA NÚMERO UNO – Separemos:
SE CUESTIONAN LAS IDEAS, NO LAS PERSONAS.
Sigo, porque quiero llegar un poco más profundo, a ese momento sagrado donde la escucha se vuelve poderosa.
Estamos de acuerdo en que este es un espacio donde hablamos de madres, padres, hijos adolescentes, pre adolescentes incluidos.
Y no me digas que no viviste esos momentos donde nuestros niños bellos se ponen filosóficos existenciales, qué belleza!, y qué frustrante a veces (acá volvé a leer el primer párrafo… te espero…).
Es donde se nos salen los bocadillos de la boca, y sin querer queriendo, ese momento, ese proceso mental, espiritual, apasionado, donde suceden procesos más profundos, donde se construyen ideas, se entremezclan, arremolinan, salen y se exponen, bailan, cantan, gritan, ríen, lloran, casi contienen la información fenomenológica del mundo!, uf, para los adultos, muchas veces es amenazante, o entramos en conflictos internos, sentimos ansiedad, frustración, todo en un milisegundo que nos hace abrir la boca, cortar su magnífico y alocado discurso para bla bla bla (volvé al primer párrafo…).
CÓMO ESCUCHAMOS? ESCUCHAMOS? o nos escuchamos a nosotros mismos y cuando algo de ellos no sintoniza queremos moverles el dial?
Con este paisaje introductorio, voy a ir lo más suavemente posible, abrazando el acto de la escucha.
Lo acompañan ideas de momentos de respeto, amor, receptividad, de soltar el control, dejar ser, plenitud, observar, apreciar, disfrutar, abrir, sin juzgar, sin intervenir el fluir de ese proceso creativo, de construcción único, propio, que toma todo del mundo y lo quiere transformar en obra a través de la palabra, para intervenirlo.
Casi el para qué de la existencia, verdad?, lo vital que no es porque sí, sino que está cargado de sentido.
Por qué las palabras de un adolescente debieran tener menos importancia real que la de los adultos? Creo que si se las tomara con más seriedad pasarían cosas aún mucho mejores en el mundo.
EL EJERCICIO DE ESCUCHAR SIN INTERVENIR:
Escuchar sin intervenir hasta el final de su discurso, esto es un ejercicio.
Al principio, como todo nuevo acto o hábito, puede ser un poco incómodo, pueden pasar muchas cosas en la mente, en el cuerpo, la atención puede oscilar entre escuchar y nuestros pensamientos que irrumpen y nos mueven el foco.
El ejercicio es recibirlos, y luego dejarlos pasar, sin resistirnos, aunque sin quedarnos agarrados a ellos, de a poco te aseguro que la atención va logrando sostenerse y la escucha empieza a abrirse, se ejercita la presencia, la abstracción de distracciones y la ansiedad por meter bocadito va bajando.
El ejercicio es mantenerte en presencia y apertura en la ESCUCHA ACTIVA.
Escuchando sin intervenir, sin juzgar, del otro lado, el discurso adolescente, como una semilla en un medio adecuado, activa su fuerza, brota, se expande, crecen ramas, hojas, flores, frutos.
Te invito a entrenar la escucha, a convertirla en un hábito saludable, que va a ayudar mucho a tu hijo, a tu hija, a enriquecer su autoestima, su espontaneidad, su pensamiento creativo, su capacidad reflexiva, de escucharse a sí mismo, de conocer sus capacidades expansivas, conectar con la potencia de su expresividad, a la vez que se siente escuchado, valorado, validado, respetado, amado por quien es en ese momento.
Recibir con apertura sus ideas es recibir y validar su experiencia interna, habilitar la expresión de su mundo emocional y aceptarlo tal cual es.
De a poco, PROCESOS, llevan tiempo, paciencia, no esperes resultados inmediatos, en vos, en los otros, aunque a veces sí sucedan!
SOSTENÉ LA PRÁCTICA DE LOS HÁBITOS PORQUE ESO ES LO QUE ASEGURA RESULTADOS.
Una vez que han terminado de expresarse, llega el momento de compartir nuestra perspectiva, «yo opino esto», «a mí me parece aquello», «yo lo veo de esta manera». Es ahí donde nuestras ideas se encuentran, se mezclan y, muchas veces, dan origen a algo nuevo y más enriquecedor.
Esta confrontación de ideas en un espacio de respeto es increíblemente potente.
Otras veces, simplemente ofrecer silencio, una sonrisa y disfrutar de su maravillosa existencia.
Lo más hermoso de todo es que al escucharlos, nosotras mismas podemos aprender un montón, llevarnos valiosas lecciones e incluso redescubrir perspectivas que habíamos olvidado.
Te invito a escuchar!