Nos miramos como adultos referentes?
Hablamos de “los problemas de los jóvenes de hoy”?
Acusamos a la tecnología?
Decimos que los absorbe, que están ahí todo el tiempo…
Y ponemos la responsabilidad afuera?.
Y si por un momento nos ponemos en sus zapatos?
Horas en el colegio con docentes en automático.
Hogares con madres y padres estresados, o al palo, o desganados, o también en automático.
Y esto no es para cargar la responsabilidad en uno o en otro.
Es para entender que la experiencia adolescente es un todo:
estimula o deprime,
aporta valor o desvaloriza,
está presente o ausente,
mira o ignora.
ESTOY SIENDO EXTREMISTA? SÍ SÍ, ES ADREDE.
Estoy hablando desde dos polos bien opuestos.
Y en el medio… UN ABISMO o INFINITAS OPORTUNIDADES.
La experiencia vital es dinámica y está en constante movimiento.
Y, sabiamente, tendemos al equilibrio.
A veces, cuando estamos muy hacia uno de los polos, la realidad nos devuelve una experiencia que compensa.
Porque en un sistema, todo está relacionado con todo.
Intervenimos y somos intervenidos.
La referencia común será el equilibrio individual…
y a la vez, el del sistema.
Imaginá todo esto como una danza.
Entonces, si la adolescencia puede experimentarse con intensidad, alta sensibilidad, ciertas experiencias de dolor, más otras de inconsciencia, sumadas a una poderosa capacidad que busca manifestarse en obra…
Llevá todo eso a las emociones y sentimientos de una jovencita o jovencito, que, mal que mal, (sacando lo lúdico, lo comunicacional, lo verdadero, su mundo muy respetable) encuentra en unos videos de TikTok un lugar agradable, o un escape de lo hostil que a veces rodea.
También entra ahí la experiencia epocal: el intercambio, la búsqueda de sentido, las preguntas…
Cuál es la medida de compromiso, solidez, presencia, experiencias que imaginás como necesarias para colaborar al equilibrio en esos momentos?
CUÁNTO PODÉS COMPETIR CON ESE INSTANTE QUE LE OFRECE TIKTOK? 🙂
Sí. Porque cuando queda un espacio vacío, cuando aparece una fisura…
Mucho de todo esto entra para suplantar o cumplir una función reguladora.
Es para pensarlo.
Por eso hago tanto foco en la importancia de que, como adultos, trabajemos en volvernos más habilidosos cuando notamos que nuestros hijos no la están pasando tan bien.
Las experiencias van a estar: lo bueno y lo malo (y el infinito matiz del medio).
Imaginate entonces lo importante que es posicionarnos como adultos referentes.
Alguien con quien encontrar contención, escucha, validación, mirada, apoyo, encuadre, estructura, referencias, libertad, sostén, disfrute, calma, seguridad, confianza, calor, admiración, reflexión, amor, entrega, responsabilidad, guía, valor, presencia, diversidad en las ideas…
Y además, la experiencia de poder ver y vivir la transformación.
NADA MÁS PODEROSO PARA UN ADOLESCENTE QUE ADULTOS EN PROCESO DE AUTOEDUCACIÓN.
Eso me dijo una vez una persona muy valorada por mí, cuando le pregunté como mamá desorientada de una preadolescente:
«Cómo hago para ayudarla?»
Esa frase se quedó conmigo.
Le di mil vueltas.
Amasé su significado.
Y por un instante, giré la mirada hacia mí.
Me descubrí como entorno.
Qué importante es crear un entorno facilitador del sano desarrollo de los adolescentes.
Y hacerme cargo.
Darme cuenta de que esa llave está en mi mano.
Que tengo el poder de transformar, de generar, de conectar.
Y que lo que aún no sé o no aprendí (porque no me lo enseñaron o porque todavía no lo había necesitado aprender), está disponible para ayudarme a mejorar, crecer y construir un entorno más sólido, capaz de contener y equilibrar las experiencias de mi hija (muchas de las cuales, de todos modos, van a estar).
El cuento sigue.
Todo lo que fue apareciendo en relación a mi trabajo personal, al aprendizaje y fortalecimiento de habilidades para manejar efectivamente situaciones desafiantes, tomar mejores decisiones, aprender de los “errores” (léase: experiencias)…
Todo eso me hizo crecer.
Descubrí más caminos para elegir, según cada necesidad, deseo o desafío.
Y me acerqué, siempre, a mi hija.
Para estar ahí, cada vez que sea necesario:
en silencio, con palabras,
con un abrazo, con mi presencia,
compartiendo, conectando,
admirándola y disfrutando verla brillar.